La Policía portuguesa detuvo ayer domingo al expresidente del club lisboeta por presuntos delitos de terrorismo, secuestro y agresión como presunto autor intelectual de la invasión por hinchas radicales del centro de entrenamiento del club, el pasado 15 de mayo, han informado medios locales.
Además de quien fuera el máximo representante del capitalino Sporting Club de Portugal entre 2013 y junio de este año, las autoridades policiales arrestaron al cabecilla del grupo de hinchas Juventude Leonina, Nuno Mendes, conocido como Mustafá.
Según la Fiscalía portuguesa, este último habría planificado con Bruno de Carvalho el acto de violencia, que terminó con 38 ultras detenidos tras agredir a varios jugadores y cuerpo técnico, entre ellos al extrenador del club, Jorge Jesús.
Los 38 detenidos siguen en prisión preventiva, acusados de invadir la Academia de Alcochete donde entrena el Sporting, situada en la capital portuguesa.
Este suceso provocó una fuerte conmoción en el país europeo y en toda la plantilla del Sporting, de la que nueve jugadores decidieron de hecho rescindir su contrato con el club, aunque siete de ellos cambiaron despueés de parecer y se reincorporaron al ente deportivo.
Sin embargo, los jugadores Gelson Martins, ahora en el Atlético de Madrid, y el portero internacional Rui Patrício, que fichó por el Wolverhampton, ya no han vuelto a las filas del Sporting.
Los hinchas radicales tenían en su punto de mira a Marcos Acuña y Rodrigo Battaglia, dos jugadores argentinos que aún militan en el Sporting, a quienes llegaron a amenazar de muerte, según declararon a la Policía jugadores testigos de la agresión.
Estos hechos llevaron a la directiva convocar una junta directiva que concluyó con la destitución asamblearia de De Carvalho y la convocatoria de elecciones presidenciales en septiembre, en las que fue elegido el actual presidente, Frederico Varandas.
A menudo, los hinchas de los clubes de futbol protagonizan actos vandálicos contra sus rivales en el marco de celebraciones deportivas y, en ocasiones, estas se convierten en verdaderos batallas campales con intervención policial incluida.
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