La anulación de las autorizaciones se produjo un día después del incidente del viernes cerca de la Puerta de Damasco, una de las principales entradas a la Ciudad Vieja de Al-Quds (Jerusalén), donde los militares israelíes asesinaron a tiros a tres jóvenes palestinos, de 17, 18 y 19 años de edad.
La mayoría de los permisos respondían a peticiones para poder rezar en la Explanada de la Mezquita Al-Aqsa en Al-Quds, ubicada en la zona oriental de la ciudad, ocupada por el régimen de Tel Aviv.
La controvertida decisión de revocar los permisos en el sagrado mes del Ramadán la tomó el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y los miembros de su gabinete, con quienes conversó por el teléfono tras el incidente, en el que también resultó muerta una agente de la policía israelí.
En la misma jornada del sábado, fuerzas militares de Israel rodearon e irrumpieron brutalmente en el pueblo de Deir Abu-Mashal, cerca de la ciudad cisjordana de Ramalá, de donde eran los tres palestinos abatidos.
Los militares, en represalia, como viene siendo habitual, realizaron preparativos para la demolición de los hogares de los tres palestinos asesinados. El asalto a esta aldea provocó una protesta de los lugareños, a los que los israelíes respondieron disparando con munición real, con un saldo de varios heridos.
El Movimiento de la Resistencia Islámica Palestina (HAMAS) afirmó el viernes que la operación de los palestinos formaba parte de una Intifada (levantamiento) contra la ocupación israelí.
Desde octubre de 2015, los territorios ocupados palestinos son escenario de una ola de violencia a raíz de actos provocadores protagonizados por colonos israelíes, como, por ejemplo, asaltos a la Explanada de la Mezquita Al-Aqsa, entre otros.
En los enfrentamientos alrededor de 280 palestinos han muerto a manos de los soldados israelíes, según funcionarios palestinos, y la cifra de muertos entre los israelíes es de 43.
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