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Publicada: martes, 30 de abril de 2013 3:45
Actualizada: jueves, 10 de diciembre de 2015 13:14

Por: Finian Cunningham Hay que admitirlo. Los estadounidenses y los británicos hacen una pareja formidable, de engaño y criminalidad. Cuando una de las partes tiene el poder del fuego, la otra tiene el poder de la mentira. El dúo diabólico está en ello otra vez. En esta ocasión, el espectáculo de magia criminal es vender al mundo la mentira de que el Gobierno sirio ha utilizado armas químicas de destrucción masiva. Semanas de coreografía política han preparado el tema de las armas químicas como una "línea roja" conveniente. Ahora, de inmediato, se ha alcanzado el umbral necesario para que los estadounidenses y los británicos justifiquen el aumento gradual de su interferencia delictiva en Siria, de una cobertura representativa de terrorismo a un terrorismo de Estado manifiesto. El papel que la Gran Bretaña de David Cameron está jugando hoy en día, de dar a la administración Obama una capa de credibilidad, es el mismo papel que el ex primer ministro británico Tony Blair jugó hace 10 años para el entonces presidente de EE.UU., George W Bush. En 2003, la administración Bush estaba tratando de vender al mundo un pretexto para invadir y saquear Irak, con afirmaciones de que el régimen de Bagdad tenía armas de destrucción masiva. Pero, el problema de Bush en ese entonces era que sus historias de la "torta amarilla" de uranio en Níger y las muestras de “pruebas” de cloro en armas químicas (en lugar de en el tratamiento de agua potable) simplemente no sonaban creíbles. El presidente vaquero fue fácilmente ridiculizado como un vendedor cowboy. Entonces apareció el talentoso Sr. Blair, cuyo trabajo consistía en tapar la brecha de credibilidad estadounidense. La formación de Blair en Oxbridge y las típicas pretensiones británicas de civilidad y probidad fueron cruciales para vender la guerra estadounidense contra Irak. Cuando Bush sonaba tembloroso e inseguro, Blair parecía siempre honesto y ecuánime sobre los inexistentes hechos de la amenaza de Irak para la seguridad mundial. Recordemos ahora la infame afirmación de Blair, de que Irak podía lanzar armas de destrucción masiva sobre Gran Bretaña "en 45 minutos." Es un rasgo típico de la clase dominante británica, sonar tranquilizador, medido, creíble y razonable, cuando en realidad no son más que unos bajos mentirosos con acento sofisticado. Esta habilidad británica para disimular la realidad es asombrosa. Sin embargo, a lo largo de la historia, los gobernantes británicos se han aprovechado de este acto charlatán una y otra vez. Sí, el estafador británico se parodia en el cine, pero de alguna forma, el mundo sigue cayendo en la trampa del astuto embustero. Diez años después de la invasión de Irak por las fuerzas estadounidenses y británicas, y más de 1,5 millones de iraquíes muertos, y millones más huérfanos o desplazados, Bush y Blair deberían ser enjuiciados por lanzar una guerra de agresión, basada en mentiras escandalosas. Sin embargo, gracias en parte a unos serviles medios de comunicación, Bush y Blair estuvieron retozando esta semana en la Casa Blanca con Obama y otros tres expresidentes de Estados Unidos, para celebrar la inauguración de una biblioteca dedicada al desafiado intelectualmente Bush hijo. Aún más increíble, 10 años después del genocidio estadounidense y británico en Irak, la misma estrategia se está jugando de nuevo contra Siria, alegando armas de destrucción masiva para justificar la acción militar. Hay algunas voces desconfiadas en los medios de comunicación occidentales que advierten sobre los "errores" de Irak. Esto es patéticamente insuficiente. El llamado que estos medios de comunicación deberían estar haciendo, si tienen algún tipo de integridad, es al enjuiciamiento de Bush y Blair, así como de Obama y Cameron. Pero no, lo que leemos son "advertencias" sobre los "errores" de "lanzarse sobre" Irak. En otras palabras, los medios de comunicación occidentales están comprando y vendiendo la misma vieja estratagema estadounidense-británica, de crear un pretexto para la agresión criminal hacia un país soberano, esta vez, Siria. Mientras que en su gira de armas de fustigación por el Medio Oriente, el secretario estadounidense del delito, Chuck Hagel, dijo: "La comunidad de inteligencia de EE.UU. valora, con distintos niveles de seguridad, que el régimen sirio ha utilizado armas químicas a pequeña escala."Entonces, el poco convincente Hagel sopló su discurso de ventas, y agregó: "No estamos seguros del origen, pero cualquier uso de armas químicas en Siria, es probable que venga del régimen sirio." En otras palabras, con distintos niveles de seguridad, no tenemos ni idea. A pesar de las confusas palabras e insinuaciones de Hagel y la Casa Blanca, el inequívoco enfoque dado por los medios occidentales fue que el Gobierno estadounidense tenía pruebas concluyentes de que las autoridades sirias habían usado armas químicas de destrucción masiva. La conocida falta de credibilidad en la retórica del régimen estadounidense fue apuntalada al día siguiente por el británico David Cameron, quien comentó a la BBC: "Es muy grave, se trata de un crimen de guerra, y debemos tomárnoslo muy en serio." Cameron añadió: "Creo que lo que el presidente Obama dijo, era totalmente cierto, que esto debería representar una línea roja para la comunidad internacional para que hagamos más." En este tono moral estricto y altanero, Cameron repetirá el papel de Blair hace una década, dando a la administración estadounidense un cierto sello de credibilidad y seriedad para ulteriores motivos criminales que se basan, de hecho, en la especulación dudosa, si no en la mentira cínica y descarada. Pero echemos un vistazo a las palabras de Cameron y su "segura" afirmación de los crímenes de guerra del Gobierno sirio. El primer ministro británico dijo: "Es muy preocupante lo que estamos viendo. Es una prueba limitada, pero hay evidencia cada vez mayor que hemos visto, también, del uso de armas químicas, probablemente por el régimen." Detrás de la fachada de un político fiable seguro se esconde la burla de un vendedor de lavadoras de segunda mano sospechoso. El quid de la cuestión es que no hay pruebas; sólo insinuaciones estadounidenses y británicas de algo "probable", para satisfacer su agenda ilícita de forzar un cambio de régimen en Siria mediante la escalada de la violencia contra la población civil. Obama y Cameron están restando importancia a una agresión militar directa contra Siria, por ahora. Pero lo que este dúo está tratando de lograr, a través de su más reciente espectáculo de engaño, es para autorizarse ellos mismos a incrementar el terrorismo encubierto en Siria. Cameron expresó: "La pregunta es cómo podemos aumentar la presión y, en mi opinión, lo que hay que hacer, y ya estamos haciendo algo, es formar a la oposición, trabajar con ellos, entrenarlos, asesorarlos, ayudarles, para hacer presión sobre el régimen y, por lo tanto, poner fin a esto." Estas palabras son de autocondena. Observe cómo se utiliza el truco de magia norteamericano y británico de destrucción masiva, no sólo para justificar el cambio de régimen a través del terrorismo, sino también para justificar pasados crímenes abiertamente admitidos de financiación occidental y "asesoramiento" de estos mismos terroristas en Siria. Las incorregibles mentiras, el engaño y la delincuencia dan un nuevo significado a la llamada "relación especial" estadounidense-británica. ybm/