Los manifestantes rechazan la polémica reforma que otorga al ejecutivo israelí el control absoluto sobre el nombramiento de los jueces del tribunal supremo e impide que los tribunales veten normas aprobadas por el parlamento.
La norma, que promueve el gabinete del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, debe aprobarse definitivamente la semana próxima. Mientras, la oposición ha declarado una semana de paro en un intento por evitar que prospere la ley. En las calles, la tensión sigue aumentando.



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