“El primer paso para Filipinas es no participar en las patrullas dirigidas por EE.UU. en el mar de la China Meridional, porque no queremos problemas”, comunicó ayer martes el presidente filipino, Rodrigo Duterte.
Con la medida, anunciada por el mandatario en un discurso televisado, el Gobierno de Manila busca evitar que su Fuerza Naval participe en actos hostiles.
El primer paso para Filipinas es no participar en las patrullas dirigidas por EE.UU. en el mar de la China Meridional, porque no queremos problemas”, comunicó el presidente filipino, Rodrigo Duterte.
Duterte, que accedió al cargo el 30 de junio, recalcó que no pretende romper lazos con el país norteamericano, pero sí mantener una postura de independencia en su política exterior.
Las patrullas navales conjuntas entre Filipinas y EE.UU. en el mar de la China Meridional habían comenzado en el pasado mes de abril, en reacción a la construcción por China de islas artificiales en la disputada región.
Tras el cese de las patrullas, prosiguió el presidente filipino, su segundo paso será poner fin a la dependencia filipina de la industria de armamento estadounidense comprando armas a Rusia y China, en condiciones de suministro más ventajosas.
A este respecto, detalló que Moscú y Pekín han aceptado otorgar a Filipinas créditos “blandos” para comprar equipamiento militar, con diez años de plazo de amortización.
De hecho, el ministro filipino de Defensa, Delfin Lorenzana, ha visitado ya Rusia y China junto a técnicos militares del país para debatir el detalle de las adquisiciones, desveló Duterte, quien evitó concretar el tipo de armamento que planea comprar su Gobierno.
“No pensamos usarlas para librar una guerra contra nadie”, subrayó el jefe de Estado filipino, un día después de haber llamado a la retirada inmediata de las tropas estadounidenses desplegadas en la isla de Mindanao, en el sur del país.
Al ser Filipinas antigua colonia de EE.UU., este país actúa por tradición como principal proveedor de armas de Manila. Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, cerca de un 75 % de las importaciones de armas de Filipinas desde 1950 han tenido lugar desde EE.UU.
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