La directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe, Jean Gough, ha explicado este sábado, tras su visita a las comunidades afectadas, que los destrozos causados por los huracanes Eta e Iota han expuesto a los menores a enfermedades potencialmente mortales.
“Me duele ver que muchas casas y escuelas todavía estén enterradas bajo la arena o cubiertas de barro en las comunidades afectadas por los huracanes”, ha lamentado Gough.
Según las explicaciones dadas por la representante internacional, pese a que han transcurrido dos meses desde el paso de los dos huracanes, la situación aún es crítica y tan solo se ha recibido el 30 por ciento de la ayuda solicitada.
Unicef avisa que, sin acceso a agua potable, el riesgo a que los afectados presenten diarreas u otras enfermedades transmitidas por el agua continúa siendo alto. Además, si no se toman medidas urgentes, es probable que más niños, niñas y adolescentes sufran desnutrición, abandonen la escuela y caigan en la pobreza.
Es más, en Honduras, Guatemala y Nicaragua, más de 1230 escuelas han resultado parcialmente dañadas o destruidas. Los techos fueron arrasados, los baños y las paredes destruidos, y el mobiliario y los materiales escolares se arruinaron. Sin acciones inmediatas, muchos niños, niñas y adolescentes corren el riesgo de perderse la escolarización presencial un año más debido a los impactos de los huracanes.
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