“Unidades del Ejército sirio han reforzado sus posiciones en Ain Isa y Ain al-Arab [situadas en las provincias de Al-Raqa y Alepo, respectivamente] como parte de los esfuerzos del Estado para establecer la seguridad y la estabilidad en todo el territorio nacional”, ha reportado este lunes la agencia siria oficial de noticias SANA.
En junio pasado, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, expresó la intención de “completar las partes más débiles de la línea de seguridad” de su país a lo largo de sus fronteras con Irak y Siria, y luego aclaró que las ciudades sirias de Tel Rifat y Manbiy serían el foco de una nueva operación.
De hecho, Turquía considera a las Unidades de Protección del Pueblo (YPG, por sus siglas en kurdo), que forman parte de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), como la filial siria del grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), al que Ankara considera terrorista.
El líder de las FDS, Mazlum Abdi, alertó el viernes que una nueva invasión turca del territorio sirio podría ocurrir tan pronto como “unos pocos días”.
Abdi denunció que las zonas ocupadas por Turquía en Siria se han convertido en lugares seguros para el grupo terrorista Daesh.
Ankara afirma que las FDS supuestamente no cumplieron con un acuerdo de alto el fuego alcanzado en 2019, cuando dichos milicianos acordaron retirarse de la frontera turca.
No obstante, el líder de las FDS acusó a Turquía de ser “la que no ha cumplido con el acuerdo”, denunciando que las zonas controladas por las fuerzas kurdas fueron atacadas cientos de veces con drones durante el último mes, matando a seis civiles.
Por todo, prosiguió, las fuerzas kurdas se retiraron unos 32 kilómetros y permitieron que las fuerzas del Gobierno sirio se desplegaran en su lugar.
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