Conforme anunció la cadena libanesa de televisión Al-Mayadeen, un convoy de vehículos con materiales de construcción entró el sábado a la base aérea Ain Al-Asad, situada en la provincia iraquí de Al-Anbar (oeste) y en poder de las fuerzas estadounidenses.
No es la primera vez que Washington traslada este tipo de material a Ain Al-Asad. Tales movimientos se producen en línea con los intentos de EE.UU. por reconstruir y expandir la referida instalación militar, agrega el medio, citando a una fuente local, familiarizada con el asunto.
En represalia por la operación de EE.UU. que acabó con la vida del teniente general iraní Qasem Soleimani, quien fungió como el comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), Irán lanzó el pasado 8 de enero misiles contra la base Ain Al-Asad, el mayor aeródromo militar usado por las tropas estadounidenses en Irak.
Pese a que los estadounidenses se negaron desde el principio a anunciar el verdadero volumen de los daños infligidos por el ataque iraní, varios informes desvelaron gradualmente que los misiles eran altamente precisos y alcanzaron los blancos determinados con gran exactitud.
Además, EE.UU. ha intentado, en vano, ocultar las bajas entre las tropas estadounidenses a raíz del ataque de represalia iraní. El 16 de enero, el Departamento estadounidense de Defensa (el Pentágono) afirmó que 11 soldados fueron diagnosticados con una lesión cerebral traumática. La cifra se elevó después a 34, 50 y 64, hasta que a mediados de marzo, casi dos meses después, Washington se vio obligado a admitir más de 100 militares heridos.
EE.UU. trata de reconstruir la base Ain Al-Asad mientras Irak está decidido a expulsar a las tropas estadounidenses de su territorio ante las constantes violaciones por Washington de la soberanía iraquí, sobre todo después del brutal asesinato de Soleimani y Abu Mahdi al-Muhandis, subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe).
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