“El pueblo boliviano ha ganado dando el triunfo indiscutible y contundente a los candidatos presidenciales del MAS, Luis Arce y David Choquehuanca”, ha afirmado este lunes la diputada salvadoreña Nidia Díaz en su cuenta de Twitter, y ha pedido a continuación “respeto a los resultados legales que expresan la soberana y legitima voluntad popular”.
Asimismo, la también jefa de bancada del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y firmante de los Acuerdos de Paz de 1992, ha felicitado “con mucho orgullo y esperanza” este “histórico triunfo contundente” al pueblo boliviano, pues, según Díaz, “ha ganado la democracia y la verdad”.
Su felicitación llega poco después de que el presidente depuesto de Bolivia, Evo Morales, así como el candidato para su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), Luis Arce, anunciaran su victoria en la primera vuelta de las elecciones.
También la presidenta del gobierno de facto de Bolivia, Jeanine Áñez —que se instaló en poder el año pasado después de que Morales renunciara al cargo por un golpe de Estado orquestado por la oposición y apoyado por EE.UU.— también ha felicitado en su cuenta de Twitter el triunfo del candidato del MAS en las elecciones.
Esto mientras que los expertos temían que el gobierno de facto intentara “mantenerse en el poder a toda costa” y mostraron preocupación por un posible escenario violento o de maquillaje de votos para forzar un balotaje ante un eventual triunfo de Arce.
La victoria del candidato izquierdista, sin embargo, marca el retorno al poder del MAS. Según los datos ofrecidos por el canal de televisión Unitel, Arce ha ganado en primera vuelta las elecciones presidenciales del país andino con el 52,4 % de los votos, muy por encima del 31,5 % de su inmediato rival, Carlos Mesa, y lo suficiente para evitar un balotaje con el candidato derechista.
Este triunfo ha sido posible aun con los esfuerzos del gobierno de facto de Bolivia por perpetuarse en el poder con medidas como la postergación de las elecciones. Todos los sondeos arrojaban que el candidato del partido gobernante y de sus aliados derechistas perdería la votación en la primera vuelta.
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