El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, “ha ordenado al Departamento de Defensa (el Pentágono) y al comando estadounidense para África que reubiquen a la mayoría del personal y activos fuera de Somalia para principios de 2021”, es decir justo antes de abandonar el poder, ha anunciado la referida Cartera mediante un comunicado emitido el viernes.
El Pentágono, que prevé retirar a los entre 650 y 800 militares desplegados en Somalia en línea con el compromiso de Trump de llevar de vuelta a casa a los soldados desplegados en el extranjero, ha subrayado que esta medida “no supone un cambio en la política estadounidense”, y el Gobierno “continuará luchando contra organizaciones extremistas violentas que puedan amenazar la seguridad nacional”.
Conforme al comunicado, algunos de estos efectivos serán reasignados fuera de África Oriental, mientras que el resto se reposicionará desde Somalia en países vecinos, para permitir que las operaciones transfronterizas de las fuerzas estadounidenses y sus socios mantengan la presión contra las organizaciones extremistas violentas que operan en Somalia.
No obstante, el organismo no ha detallado en su comunicado a dónde se desplazarán esos soldados, pero el diario estadounidense The New York Times (NYT), citando a un alto oficial del Pentágono, ha apuntado el mismo viernes que Kenia y Yibuti serían los próximos destinos.
En 2017, Washington aumentó las capacidades de combate de sus fuerzas en este país del Cuerno de África, so pretexto de combatir a grupos terroristas como Al-Shabab. Entretanto, varios organismos pro derechos humanos, entre ellos Amnistía Internacional (AI), denuncian que EE.UU. mató en Somalia a civiles no a terroristas.
De hecho, las guerras se han convertido para los estadounidenses en telas de araña: no logran ganarlas del todo, no quieren perderlas, y no consiguen acabarlas. Washington lleva 19 años atrapado en Afganistán y solo dos menos en Irak. También, tiene abiertos frentes en Siria, Libia y Yemen.
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