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Publicada: jueves, 20 de noviembre de 2014 20:39
Actualizada: jueves, 10 de diciembre de 2015 9:27

Escrito por: Salman Rafi Sheij Uno de los aspectos más ilustres de la campaña electoral de Barak Obama fue el lema de poner fin al más largo compromiso militar de Estados Unidos, la llamada “guerra contra el terror” en la que se había implicado el país norteamericano en diversas partes del mundo. Sin embargo, en lugar de poner un abrupto fin a esta guerra, como había prometido en su campaña, Barak Obama abrió nuevos frentes donde ahora se está librando esta guerra. Durante los últimos tres años, la “guerra contra el terror” que en realidad es una “guerra del terror” impuesta por EE.UU. al mundo, se ha expandido por más continentes proporcionando así al país norteamericano la oportunidad de tener presencia militar en diferentes países, y aumentar enormemente sus ingresos obtenidos de la venta de armas de alta tecnología a los Estados que se enfrentan, o más bien se han visto obligados a hacer frente, a la amenaza del "terrorismo". De hecho, Obama ha metido los EE.UU., directa o indirectamente, en varias guerras desde que ha asumido la Presidencia además de seguir(al menos por un tiempo) las que había heredado; las de Irak y Afganistán. Aunque los EE.UU. retiraron sus fuerzas de Irak durante el mandato de Obama, fue él quien empezó de nuevo la guerra encubierta en Irak y Siria. Desde Libia y Malí en África hasta Irak y Siria en Oriente Medio, EE.UU. ha estado siempre en el corazón de los conflictos desatados en los últimos años. Sin embargo, la pregunta que se le ocurre a uno aquí es ¿por qué Obama, en primer lugar, retiró las fuerzas estadounidenses de Irak? Él podría haber mantenido algunas fuerzas de Estados Unidos en Irak incluso después de la retirada formal de sus tropas. Pero no lo hizo, y la razón se puede encontrar en la política interior de Obama. El hecho de que la guerra de Irak se había convertido en algo profundamente impopular entre las masas y que estaba estrechamente asociada con el predecesor de Obama, a quien Obama y los demócratas se echan la culpa de prácticamente todos los problemas del país, parece explicar por qué decidió retirar las fuerzas estadounidenses de Irak. Sin embargo, esta retirada no coincidía con los objetivos estratégicos a largo plazo que seguía EE.UU. en Oriente Medio, rico en petróleo. Por otro lado, él abiertamente hizo una propaganda para la guerra de Afganistán porque era una guerra políticamente popular, ya que se había librado a la sombra de 11S.Hemos mencionado que, como resultado de la retirada, algo se quedó incumplido en la guerra de Irak que tenía como la misión garantizar una ventaja estratégica a largo plazo para los EE.UU. mediante una permanencia constante en Oriente el Medio. Esta misión debería ser cumplida de alguna manera, y de esta necesidad nació el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe). Para entender todos los elementos involucrados en este asunto, tenemos que comparar la respuesta de los EE.UU. ante la guerra en Siria con la suya ante el surgimiento de EIIL. Desde el comienzo de la guerra en Siria, los EE.UU. han sido muy contentos con la creación de tales milicias que, según creía, iban a derrocar al Gobierno de Al-Asad. Pero, como el EIIL comenzó a alterar el juego, de repente fue declarado como una “amenaza” para la paz y el desarrollo. Hay una creciente cantidad de pruebas que sugieren que EIIL fue deliberadamente dejado para actuar a sus anchas con el fin de crear una oportunidad política para que EE.UU. reanudara su operación, inacabada por la retirada de las fuerzas estadounidense de Irak. EE.UU., sin embargo, no tenía la intención de permitir que Daesh se expandiera, pues decidió provocar más caos apoyando los llamados “moderados” grupos amados para hacer frente a EIIL. Ahora, el país norteamericano no solo les proporciona entrenamiento, sino también armas para luchar. Pero la pregunta que se plantea aquí es ¿por qué EE.UU. está pagando por una estrategia en Siria que ya ha fracasado en Irak y Afganistán? Por ejemplo, EE.UU. en un principio creó un grupo armado en Siria llamado Frente Al-Nusra, que fue declarado más tarde como una organización terrorista por el propio Washington. Después, comenzó a financiar a EIIL, que ahora, de repente se ha convertido en una “clara amenaza” para la paz y la estabilidad; y ahora, para luchar contra EIIL, está de nuevo creando lo que la prensa de Estados Unidos llama “una fuerza de cosecha propia como contrapeso moderado ante Estado islámico”. El anuncio, en este sentido, fue pronunciado por primera vez por el general estadounidense John Allen, quien anteriormente estuvo en el corazón de la creación de EIIL. Si queremos ser más precisos, debemos confesar que la creación de grupos como EIIL y Frente Al-Nusra es resultado directo de las políticas que los EE.UU. y sus aliados orientales y occidentales han estado siguiendo en Oriente Medio desde el 11S. Cuando el general Allen dice que el objetivo de los EE.UU. y sus socios de la coalición anti-Daesh es fortalecer la oposición política y asegurarse de que esta oposición cuente con “una aceptable fuerza de campo”, en realidad está aludiendo a un aspecto implícito, aunque principal, de la estrategia de EE.UU. en este siglo. Es decir, mantenimiento de un grado controlado de inestabilidad con el fin de permitir a los EE.UU. manipular la geopolítica regional, evitar que sus rivales estratégicos amplíen sus alianzas en la región y anular cualquier oportunidad para que los países de la región puedan tomar decisiones sobre las cuestiones relacionadas con su política interior o exterior. Pero esta estrategia, al igual que en los anteriores casos, no va a producir los resultados deseados. Y se fracasará, no por la carencia de medios financieros o técnicos, sino porque se basa en las evaluaciones geopolíticas inapropiadas y poco realistas. Por ejemplo, un análisis de las maniobras geopolíticas de Estados Unidos “desde el 11S demostraría que ha estado tratando de sustituir los antiguos sistemas gubernamentales por otros nuevos; sin embargo, los recién instalados gobiernos no sólo han fallado en llenar el vacío, sino que también han allanado el camino para el surgimiento de grupos como EIIL. EE.UU. derrocó Gobiernos de Irak y Afganistán y ha estado intentando hacer lo mismo en Siria pero, su estrategia ha resultado contraproducente tanto en aspecto político como social; ha causado muchos daños a la estructura de estas sociedades. La contraproductividad de sus actos se puso de relieve especialmente cuando se vio obligado volver a involucrarse militarmente en la guerra de Irak. A pesar de que EE.UU., hasta el momento, ha estado tratando de evitar el envío de sus tropas a Irak, pronto no tendrá otro remedio que hacerlo no sólo porque el Ejército iraquí es incapaz de derrotar a EIIL, sino porque esta vez, los nuevos grupos de combate entrenadas por EE.UU. empezarán a provocar más caos y devastación en Irak. Esta situación, proporcionará a EE.UU. el pretexto que necesita para justificar el envío de las tropas estadounidenses a Irak y quizás a Siria. Sin embargo, el verdadero propósito de esta guerra no será eliminar a EIIL sino derrocar los Gobiernos de Irak y Siria. Esto, en pocas palabras, es un plan diabólico. La violencia maquinada está siendo utilizada por los EE.UU. para dar legitimidad internacional a sus intervenciones militares y el despliegue de fuerzas para controlar los recursos de la región, y esto se está llevando a cabo a varios niveles. Por ejemplo, como sostiene uno de los observadores especialistas en asuntos de Oriente Medio, “Para renovar y fortalecer las alianzas con los jeques del Golfo Pérsico y los autocráticos regímenes árabes, los EE.UU. y sus aliados europeos hicieron frustrar el cambio político democrático en estos países mediante los golpes militares y encubrieron estos regímenes enviando de este modo un mensaje rotundo a los árabes: “Las urnas no son para vosotros. Las elecciones no tienen sentido como medios de cambio. Sus resultados son fácilmente descartados y pisoteados”. Y, esta misma estrategia parece explicar la repentina metamorfosis de EIIL de un pequeño grupo a un monstruo. En segundo lugar, si miramos los efectos de este crecimiento de EIIL en la región, se queda muy claro que los Gobiernos de Arabia Saudí y otros Estados del Golfo Pérsico deben haber sentido gravemente amenazados por el EIIL y a consecuencia, se han vuelto muy dependientes de la ayuda militar de los EE.UU. y muy obedientes ante los dictados políticos de este. Esto nos recuerda lo que ocurrió cuando Saddam Husein atacó a Kuwait (después de que EE.UU. engañó a Saddam, a través de su embajador, dándole luz verde para llevar a cabo este ataque). Arabia Saudí y otros Estados vecinos se vieron seriamente amenazados. Y Estados Unidos, haciendo el papel del salvador, se convirtió en el dominante político-militar de esta región rica en petróleo, además de obligar a Arabia Saudí para que le comprara equipos militares que le constaron al país árabe una asombrosa cantidad de 50 billones de dólares. Así es como EE.UU. ha estado manipulando la región rica en petróleo y precisamente cómo sigue manejándola. La guerra que iba a terminar va a continuar durante los próximos años y lo único que no importará es el número de las personas que perderán la vida. ymc